Eran fines
de los noventa, exactamente 1997. La ley Bosman entraba
en vigencia y la liga
española pasaba a
llamarse la liga
de las estrellas. No había
nada que envidiar
al Calcio ni
a la Premier. El
Barca le arrebataba
a Ronaldo al
PSV Eindhoven y
el Madrid se
decantaba por los balcánicos Mijatovic
y Suker. Tiempos aquellos
cuando la liga
no era cosa
de dos equipos.
El
transcurso de
los años han derivado en
un monopolio tedioso
que ha dejado
fuera de competencia
a conjuntos como
el Valencia, Deportivo la
Coruña y hasta
al mismo Sevilla. Ya
la liga no
es un campo fértil
donde
pueden nacer las
ilusiones de los
canteranos y es
por eso que
muchos y tantos
otros consagrados han
decidido dejar la
madre patria y
trasladarse a otras
naciones que aprecian
sus dones.
No
es
casualidad que el Chelsea
tenga entre sus
filas a Fernando
Torres, Juan Mata y
Cesar Azpilicueta. Mientras que
el Manchester Utd ha encontrado
en David De Gea al
arquero de nivel
que tanto buscaba. Fernando Llorente
se fue a
la Juventus y
Javi García no
dudo en irse cuando le
hicieron llegar la
propuesta del Manchester
City.
Javi
Martínez
y Thiago figuran
en la plantilla
del Bayern Múnich
y nadie se
sorprendió cuando José Callejón
decidió
emigrar al Napoli
aceptando la invitación
de Rafa Benítez.
No
es
nada raro que
Messi sostenga al
Barcelona, aunque no futbolísticamente si
lo hace en
el aspecto mediático. Lo mismo
sucede con el
Madrid y Cristiano
Ronaldo. Es casi imposible
creer que un
Iniesta o Xabi Alonso
no tengan el
reconocimiento que gozan
los foráneos en
la liga. Porqué nacionalizar
a Diego Costa
si tienes al “niño” Torres, a
Michu (Swansea) y a
Llorente en la
ofensiva. Sin olvidarnos de
Pedro y hasta
de Álvaro Negredo (Manchester City).
España
ya
no es el paraíso
y
lo sucedido en
la Copa Confederaciones puede
ser el inicio
de un fin
que ya el
Barca ha experimentado
y que el
Madrid a punta
de millones intenta
eludir.
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