Una gran
cantidad de legionarios
no garantiza un
buen final. Didier Drogba, Salomón Kalou
o Yaya Toure. Todos
internacionales y de inigualable
trayectoria, aunque con una
gran deuda pendiente
a nivel de
selección.
Sabri Lamouchi, técnico marfileño, sabe que
el peso de
los últimos mundiales
es gigantesco, y que ni
los logros de
Yaya Toure en
el Manchester City
o la gran
temporada de Gervinho
en la Roma
aseguran nada. Sabe que
la principal carencia
del balompié africano
es la concentración
y la disciplina, y
que esto le
puede costar a
los elefantes otra
decepción a nivel
internacional.
Hay también
otras falencias que
hacen dudar del
potencial anaranjado. Por ejemplo, es
ya conocida la
inactividad de Kolo
Toure en el
Liverpool, así como la
veteranía de Didier
Zokora (Trabzonspor). Siaka Tiéné (Montpellier)
por la izquierda, y
los casi anónimos, Diarrassouba Viera (Rizespor) y
Benjamín Angoua (Valenciennes), intentaran darle
solidez a una
defensa demasiado endeble
y poco confiable.
Brice Dja
Djédjé es el
lateral derecho titular
y fue recientemente
adquirido por el
Olympique de Marsella. Con
esto queda por
sentado que Emmanuel
Eboue (Galatasaray) no tiene
posibilidad alguna. Kofi Romaric
(Bastia) debe ventilar un
mediocampo donde Yaya
Toure enlaza y
Cheikh Tiote (Newcastle)
destruye. Y para culminar
las jugadas se
apela a un
abanico de opciones.
Doumbia (CSKA Moscú), Wlfred
Bony (Swansea) o
Didier Ya Konan (Hannover 96). Mucha calidad
pero pocas oportunidades.
Sentencia final, Didier Drogba (Galatasaray) sigue
siendo inamovible.
Atiborrarlos no
es mi intención. Indisciplina y
anarquía son mucho
más fuertes que
la ilusión y
la responsabilidad. Los elefantes
europeos brillan por
todos los lugares,
y si de
marfil se trata, dejemos la
cacería y esperemos,
ya que por
ahora, es lo único
que podemos hacer.
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