Jese por
la izquierda y
Bale, según dicen,
vistiéndose de Cristiano. No
trabajo para un
diario español, y por
ende, puedo opinar sin
temor a dañar
intereses comunes. Pero la verdad
es que ante
un tímido Villareal
no puede existir
un medroso Madrid.
El Bernabéu
celebra el triunfo, al
final lo importante
era ganar y
alcanzar al clásico
rival que se
goleó hace unos
días. Había ausencias por
el tema de
las rotaciones, pero Ilarramendi
tiene calidad para
ser el filtro
en el mediocampo, aunque está
demasiado lejos de ser un
Xabi Alonso. Luca Modric
como la manija
del equipo y Di
María como una especie
de interior tratando
de hacer el
dueto ideal con
Jese.
Suena simpático, sin
embargo, no sé si
definirlo como falta
de apetito o
incapacidad para sentenciar
un choque que
ante los hechos, y
por las intenciones, era completamente
madrileño. No lo sé, tal
vez demasiada verticalidad
y vértigo, cuando en
algunos instantes se
necesitaba más del
buen pie de Modric.
Además, las lesiones de
Marcelo y Coentrao
fueron tan desafortunadas que el cuadro de
Ancelotti se quedó
sin el apoyo
por las franjas.
Es curiosa
la situación de
Iker Casillas. Juega a
cuenta gotas, pero seguramente
será el titular
de la “roja”
en el Mundial. Pepe
continua en lo
suyo y Karim Benzema
se ha vuelto
un delantero tan
importante dentro como
fuera del área.
Los gustos
son individuales, se pueden
compartir sí, pero no
se deben imponer. Este
Madrid no me agrada, demasiada Ronaldo
dependencia. La Copa de
Europa es el
deseo y la
liga el consuelo, todo bien
en cuanto a los anhelos, pero
miremos más allá y corroboremos
que los títulos
no se regalan, se
ganan y para
ello hay que
jugar y no
dejar jugar.
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