Se
despachó con tres goles y con la clara muestra que es el hombre gol que
necesitaba el barca. Un goleador de aquellos, que recibe y dispara. El pistolero
rebelde que hace de las noches catalanas un deleite de quien siempre espera una
victoria azulgrana.
Luis
Suárez vuelve a acaparar los flashes de quienes dicen conocer todo de este
deporte. Tres goles y la ilusión del Eibar quedo enterrada en el Camp Nou. Y es
que el “pistolero” es un hombre de área, un delantero capaz de hacer fácil lo
difícil, y con una técnica suficiente para acomodarse y definir con la frialdad
que solo los cracks poseen. Claro que no es un Romario o un Ronaldo, mucho
menos un Ibrahimovic, pero las exquisiteces quedan al margen cuando se tiene
que poner al barca por delante en el marcador.
Algunos
dirán que ante la ausencia de Messi el goleador uruguayo da la cara. Es verdad,
aunque no se puede negar que el aporte de Neymar por la izquierda es importante
y los pases de Busquets son alfileres que se filtran sin que uno se dé cuenta y
cuando te percatas de ello es solo para recoger el esférico del fondo del arco.
Bueno, el atacante uruguayo ha demostrado largamente que clubes grandes como el
Ajax o el Liverpool le quedaron pequeños, que sirvieron para su crecimiento,
pero que su techo al parecer está tan elevado que todavía no alcanzamos a
vislumbrar.
El
resultado está dicho y los elegíos siguen llegando. Luis Suárez está en estado
de gracia, goleando y gustando. Alejado los días en que se le juzgaba por su
actitud irascible y por su inestabilidad emocional. Hay problemas que lógicamente
no se resuelven de un día para otro, sin embargo, en el fútbol, como en la vida
misma, el éxito cubre muy bien los desatinos y más aún cuando anotas 3 goles y
le das a tu equipo un triunfo en un choque que se había complicado. Lo malo de
todo esto es que solamente era el Eibar y no un Real Madrid.
0 comentarios :
Publicar un comentario