Tantos técnicos y
tantos jugadores. La selección serbia vuelve a sonreír tras su buen inicio en
las eliminatorias consiguiendo 7 puntos de 9 posibles, sin embargo, no se puede
hablar de trabajo con demasiada improvisación en los últimos años.
Empate ante Irlanda,
y triunfo sobre Austria y Moldavia. Serbia cumplió con sus obligaciones aunque
esos puntos cedidos contra los dirigidos por Martin O’Neill en calidad de local
pueden definir la clasificación. Ahora, no es una selección que destila
poderío, no sé, a veces da la impresión que juegan con mucha anarquía. Para
comenzar hay jugadores a quienes el sistema no les cae bien. Por ejemplo,
Branislav Ivanovic (Chelsea) sufre muchísimo en una defensa de tres jugadores.
Le cuesta bastante cubrirle las espaldas al carrilero derecho que en este caso
es Antonio Rukavina (Villareal), es como si el ex jugador del Lokomotiv Moscu no
supiera ubicarse de la mejor manera. Ya que tocamos la última línea debemos
decir que Jagos Vukovic (Konyaspor) es una muy buena novedad. Sabe salir con el
balón dominado y tiene claridad. Aleksandar Kolarov (Manchester City) sube
constantemente buscando la combinación con Filip Kostic (Hamburgo) que se
supone es el segunda punta, pero es un jugador que entra y sale del área.
Interesante función
también de Luka Milivojevic (Olympiakos) un volante con un gran cambio de juego
que se ve muy opacado por la calidad de Dusan Tadic (Southampton), un jugador
que flota como enlace y que ejecuta unos pases realmente magistrales. Es el
hombre con más talento en el combinado serbio. Nemanja Gudelj (Ajax)
es el mediocampista encargado de la contención y el centrodelantero titular ha
sido Andrija Pavlovic (Copenhague), un atacante que destaca por su buen juego aéreo,
sin embargo, contra los moldavos no fue el mejor complemento para Tadic y
Kostic, es por ello que el técnico Slavoljub Muslin optó por sustituirlo y
darle la oportunidad a Aleksandar katai (Alaves). De todas formas el
funcionamiento continúo siendo el mismo con Tadic marcando la diferencia, con la
subida de ambos carrileros, con Milivojevic dando la salida limpia, y con Kostic
recogiéndose y cambiando de ritmo la jugada.
Serbia causa una
buena impresión, aunque todavía sugiere una fragilidad que puede jugarle en
contra al enfrentar a selecciones con un mayor fuste. La apuesta está servida y
las ilusiones se sustentan con la materia prima con la que cuenta este equipo. Esperemos
que ahora se le dé a los serbios y por fin volver a disfrutar de sus fútbol
técnico en un Mundial.
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