Ya es un equipo
conformado que solo ajusta algunos puntos. Irlanda es un fuerte candidato para
clasificar a Rusia 2018, y esto no es producto de la casualidad, puesto que la
gestión de Martin O’Neill cumplirá el próximo noviembre 3 años de vida.
Un sistema definido.
Cuatro jugadores al fondo, los mismos en la volante, un supuesto enlace y un
solo delantero. Martin O’Neill es un gran conocedor del balompié inglés es por
ello que no duda en nutrirse de la Premier para conformar su equipo. Shay Given
(Stoke City) ya no es más el arquero titular tras anunciar su retiro de la
selección hace casi tres meses. Darren Randolph (West Ham) es ahora el
cancerbero. Stephen Ward (Burnley) trepa a la ofensiva con naturalidad, no es
muy dúctil con el balón en los pies, pero apoya y marca superioridad numérica junto
a James McClean (West Bromwich). Seamus Coleman (Everton), Shane Duffy
(Blackburn Rovers), y Ciaran Clark (Newcastle), completan una defensa monolítica,
con mucha experiencia y que no muestra demasiada calidad con el balón en los
pies.
Definitivamente
Irlanda es un equipo vertical. Ninguno de sus mediocampistas centrales, nos
referimos a Glenn Whelan (Stoke City) y James McCarthy (Everton), tienen la
capacidad de armar el juego y dejan que los laterales buscan con lanzamientos
largos el pivoteo de Shane Long (Southampton), para que el ex jugador del Hull
City le bajara el esférico a Wes Hoolahan
(Norwich City). Mucha simpleza por parte de los irlandeses, atacar por las
bandas, construir paredes, y sacar el centro al corazón del área rival. Jon
Walters (Stoke City) suele hacer la diagonal hacia adentro coincidiendo con
Coleman que llega hasta la línea final y ejecuta el centro. En líneas generales
Irlanda es un equipo rustico, muy táctico, que carece de magia, pero que no se
hace muchos problemas para llegar al arco rival.
Irlanda es una
selección que no cambia su estilo. Claro está que algunos jugadores de antaño
generaban un mayor talento futbolístico. Los dirigidos por O’Neill son un grupo
típicamente británico, que no se guarda nada, y que tiene un pragmatismo que le
permite alcanzar los resultados. Dos triunfos sobre Georgia y Moldavia, pero hay
que ver si esto será suficiente para imponerse a un Gales en auge, a una
Austria siempre peligrosa, y a una Serbia que individualmente puede hacerle
frente a cualquiera.
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