jueves, 14 de septiembre de 2017

Cuando el Rangers descendió el Celtic también lo hizo



Reían y gozaban cuando el clásico rival fue desterrado ala cuarta división. Eran tiempos donde el dominio católico iba a imperar y donde los protestantes de color azul tenían que ser presa de la inquisición a la que fueron castigados. Glasgow no iba a ser igual porque si algo hace vibrar a una ciudad es precisamente la rivalidad y cuando uno de los cónyuges es exiliado al otro no le queda más que rogar encontrar un nuevo amor o en su defecto no terminar en la agónica depresión.

El Celtic Park es una alfombra digna de estos millonarios parisinos, como si ese cuento de hadas te pusiera cara a cara con el príncipe azul y tu solamente eres el patito feo del cuento. No sé si el Celtic se sentía así, aunque ese dinamismo del balompié británico maquilla los temores. Por el lado de los de Unai aún todavía viven la euforia Mbappé y Neymar, pero ojo, en el campo se puede ver un conjunto con el pecho hinchado y tan seguro como el capataz con los peones. Bueno, la clase obrera no pudo hacer mucho contra las subidas del inacabable Dani Alves y del a veces atolondrado Kurzawa. Es lógico, con tanto brillo de las estrellas un terrenal termina por obnubilarse. 

Los miradores de la Torre Eiffel se sienten seguros porque su filón se halla en las bandas. Mucho desborde para que Cavani las empuje o Rabiot le saque provecho a sus llegadas fantasmales. El Celtic era un púgil que contaba los segundos para volver a su esquina y cuando intentó conectar un gancho Rabiot la escabulló a las espaldas de Ralston para que Neymar haga que Cavani celebre el primero como si él lo hubiera convertido. En el medio solo hay rotarla y pasarla bien para que los de arriba desequilibren.


Tan sencillo que todo parece un arreglo. De seguro con dos goles abajo el de la grada empezó a cuestionarse si fue bueno que el Rangers purgara tanto tiempo en el sótano del fútbol escoces. Si no tienes rivales en la liga como puedes saber en lo que estas fallando. Brendan Rodgers hubiese preferido estar en Liverpool aquella noche. Ya que Cavani es el más efusivo hay que permitirle patear el penal y colocar el tres a cero. Ya no hay más que decir porque la verdad es que el Celtic Park parecía una sesión de entrenamiento del PSG.


El Rangers junta sus euros para adquirir jugadores, pero no alcanza. Lejos está aquel Celtic que hacia pensar que un melenudo o casi calvo Henrik Larsson podía poner en riesgo al rival. Si tú siempre ganas en tu patio cómo saber si eres bueno o no. Que lástima que no haya una Champions League para el fútbol escoces seguramente el Celtic hubiera ya enlazado su hexacampeonato. 

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