domingo, 26 de abril de 2020

Cuando Rumania pisaba fuerte y ganaba en cualquier lugar



No me he cansado de ver la gesta de Cardiff. Era el último partido de la clasificación y a Gales solo debía ganarle a Rumanía en calidad de local para acceder al Mundial del 94. Los dirigidos por Terry Yorath tenían una verdadera constelación de estrellas en su equipo lideradas por el gran Mark Hughes (Manchester United), ausente en el partido contra los rumanos, pero que contaba para suplirlo con jugadores de la talla de Ian Rush (Liverpool) y Dean Saunders (Aston Villa). Ryan Giggs (Manchester United) y Gary Speed (Leeds United) eran otros elementos destacados del equipo. Rumanía no tenía nada que envidiar a Gales y junto a Gheorghe Hagi (Brescia) podía darse el lujo de alinear a Gheorghe Popescu (PSV Eindhoven), un referente que jugaba en Holanda y que tiempo más tardes vestiría la camiseta del Barcelona. La lógica no se dio y Rumanía propinó un golpe tremendo y dejó a los leones sin participación mundialista, algo que hasta la fecha no ha logrado revertir.


De central o centrocampista 'Gica' Popescu siempre fue un jugador correcto y cumplidor. Su sola presencia le daba confianza a sus compañeros y hacia que su equipo disponga de una seguridad defensiva envidiable. Su participación en EE UU 94 fue realmente memorable. En 1995 llegó al Barcelona proveniente del Tottenham Hotspur, es decir, posterior a su participación mundialista fichó por los de White Hart Line permaneciendo en tierras inglesas por una sola temporada.


En el mundial americano Rumanía demostró un fútbol práctico que ya se había visto en Cardiff contra Gales, pero que sin embargo, sorprendió a colombianos y argentinos, dos selecciones que figuraban como favoritos para llevarse la Copa del Mundo. Gheorghe Hagi y Florin Raducioiu (Milan) destrozaron a las defensas sudamericanas, mientras que Popescu y Lupescu (Bayer Leverkusen) daban el equilibrio en el mediocampo. Dan Petrescu (Génova) y Tibor Selymes (Circulo Brujas) volaban por las bandas.


Para Popescu el éxito no culminó con la Recopa y Copa del Rey conseguidas con el Barca, después vino un baño de gloria en el Galatasaray que se coronó con la Copa UEFA en el año 2000. Gran generación rumana la que pudimos apreciar en 1994. Lamentamos que la selección galesa se haya perdido en el tiempo, pero creo que los de Bucarest demostraron que tanto en Cardiff como en EE.UU  eran los llamados a defender la reputación europea. 

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