Buena asimilación
y un golpe
letal para terminar
con la contienda. Un impotente
Real Madrid solo
expone una queja
ante un fútbol
que nos recuerda
un tiempo cuando
todo era más
luchado. Simeone y los
suyos conquistaron la
Supercopa española y
dejan una señal
de preocupación a
los grandes del balompié
hispano.
Todo era muy
simple. Sorprender en el
amanecer del encuentro
y después agazapado
esperar la oportunidad para
liquidar. A lo Mohamed
Alí contra George
Foreman. Rope a Dope. Que el
otro haga el
desgaste y nosotros
aguardar para lanzar
un contraataque. Simeone es
un viejo zorro. De aquellos
que solo saben
de sacrificio y
solidaridad. De aquellos que
entienden el fútbol
como un juego
de conjunto y
no de individualidades.
Llegamos al punto
donde jugadores de
gran calidad se ven maniatados
por la marca
asfixiante y las
tretas intencionales para
impedir que al
Atlético de Madrid se
lo tome desordenado
o adelantado. Ahora, tampoco es
que el Real
no tuvo opciones
para empatar el
partido. Todo lo contrario, acaso no
es verdad que
la falta de
puntería echo al
traste ocasiones claras
de gol protagonizadas por
James y Bale. Y que la salida
de Tony Kroos
le restó al
merengue esa posesión
criteriosa del balón
que se expuso
en la primera
mitad.
El rojiblanco sabe que
si nos basamos
en individualidades el
Barca y Madrid
llevan la ventaja, pero
cuando se trata
de partirse la
cara para recuperar
el esférico el
Atlético lleva una
ventaja considerable. Como primer
bastión defensivo el
gigante croata Mario
Mandzukic y el francés
Antoine
Griezmann, pasando por el
capitán Gabi y
el insoportable Thiago
Cardozo. Resaltar también
el trabajo de
Guilherme Siqueira para
clausurar la banda
izquierda y de
los inexpugnables Diego
Godín y Joao Miranda para
tranquilizar una zaga
donde los flecos
prácticamente son imperceptibles.
La esencia de
un fútbol drástico y que requiere
de una tremenda
concentración. Porque para defenderse
también hay que
saber hacerlo y
para sorprender hay
que tener demasiada
efectividad. Una noche donde
las estrellas sucumbieron
ante el conjunto. Una noche
donde nuevamente el
fútbol volvió a
ser fútbol.
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