Quieren
enquistarse y
no por un
bien común sino
por un beneficio
personal. Frustración tras frustración
y la idea
que todavía somos
algo en el balompié
sudamericano. Mentira, no somos
nada y primero
deberíamos aceptar nuestra
condición para empezar
a crecer.
Elecciones
no
realizadas y un
mandamás que intenta
explicar lo inexplicable. Fredy Ames
mariconea a sus
oponentes y Lozano
habla de que
le robaron el
triunfo. Los medios se
jalan los pelos
y el estado
hace el amague
de intervenir cuando
en realidad se
muere de miedo
ante el poder
de la FIFA.
No somos nada y
hoy ha quedado
refrendado. Nada, porque para ridiculizarte
muchas veces no
se necesita de
otros. Y la televisión
nos muestra lo
irreal que puede
ser todo. Acaso el
periodismo no lucra
del fútbol, acaso el
estado no presume
de un triunfo
ajeno. Manuel Burga busca
perpetuarse en la
federación y sus “rivales” ni
siquiera saben cómo
levantar el fútbol
en un país
tan variopinto como
el mío. De los
estatus ni hablar
y de las
comisiones mundialistas peor. Porque hace
unas horas el
Sr. Ames hablaba
de Luxemburgo, Simeone y
Jorge Luis Pinto, sin
darse cuenta que no tenemos
materia prima para
buscar la industrialización.
Mi patria
está en decadencia, en todos
los aspectos, y mientras
en mi trabajo
se instruyen con “Esto es
guerra”, pienso que el
fútbol, hoy más que
nunca, es un fiel
reflejo de nuestra
paupérrima sociedad. No odio
a mi país, pero
desprecio vivir en él.
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