Llevaste la delantera y ya son casi 4 años. El hombre de
la pipa y el destructor de la última versión del fútbol arte. Allí está,
inconfundible y ya parte de un recuerdo. Bearzot por aquí, Bearzot por allá,
cierto es que hay hombres que ni la muerte pueden hacer olvidar.
Tenía sólo 4 años. No entendía de fútbol ni mucho menos
de escuelas. Apelando a los libros y a esos viejos videos que ya nadie ve,
descubrí lo que muchos decían y que tal vez no comprendía. Una Italia pura, sin
matices, ni cambios. Con la defensa pétrea y con la delantera afilada. Porque esa
azurra no desprendía flores, aunque a veces los grandes también deben fungir de
obreros.
Don Enzo sabía que las críticas eran despiadadas. La Euro
del 80 fue un fiasco y la prensa empezaba a presionar con la llegada de
Evaristo Beccalossi, que la rompía en el Inter y de Roberto Pruzzo que goleaba
en la Roma. Nada señores. Hay que mantener el grupo y sí, Paolo Rossi está
inactivo, pero ojo, está descansado. Encerrado en Vigo, el técnico de la pipa
se auto aisló de todo y de todos. Fortaleció el equipo e hizo un gran trabajo
en el ámbito psicológico. No importaba que Perú asustara y que Camerún sorprendiera.
Menos todavía, que la filarmónica de Tele asomaba y que un tal Maradona era de
quien se hablaba.
Y después de la gesta y el hact trick de Rossi,
reapareció en el camino la Polonia del sobreviviente Lato y del prometedor
Jozef Mlynarczyk. Nuevamente el apostador relegado para sellar el pase a la
final. Final de finales, con Pertini en la platea y la sombra de Vittorio Pozzo
en los cielos. Al diablo los goles y las celebraciones, en mi retina tan sólo
queda un Enzo elevado en hombros por los suyos, quienes decían al mundo, he
aquí al verdadero campeón.
Fracasó en 1986 y con hidalguía declinó a su puesto de
seleccionador.
“Para mí era una vocación que, al cabo de los años, se
convirtió en una profesión. Hoy en día no encuentro los valores de mi época,
debido al desarrollo del fútbol y a la llegada de los poderosos patrocinadores.
El dinero ha modificado muchos parámetros. El perfil del jugador ha cambiado,
sobre todo, en cuanto a la vinculación con su club. Además, los clubes se han
transformado en empresas con ánimo de lucro. Y por último, igualmente, el
fútbol se ha convertido en una ciencia, no siempre exacta, mientras que para mí
sigue siendo ante todo un simple juego”.
Hay quienes luchan durante toda la vida y otros a quienes
las circunstancias favorecen. Don Enzo fue de
aquellos que iba contra la corriente, sabiendo que si avanzaba
alcanzaría el éxito y si perdía, al menos, moriría intentándolo. Aguárdeme Sr.
Bearzot, que la muerte ya viene por mí.
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