Casi nadie lo recordaba. Casi nadie o nadie preguntaba
por él. David Moyes había vuelto al anonimato y quizá pensaba que otra ocasión
estaría muy lejos, no imaginando que sus días en el reino se habían agotado,
por ahora, pero su tiempo en el fútbol aún le deparaba una segunda oportunidad.
Apareció en España, y la sorpresa fue total. La Real
Sociedad se aliaba a un técnico que no pudo estirar la estela dejada por Alex
Ferguson, sin embargo, con la suficiente experiencia para reflotar a un
conjunto que encaja un gol casi siempre, que no suele ganar como visitante y
que ha visto como su fichaje estrella, el islandés Finnbogason, se ha intrincado
en una sequía alarmante.
Entonces, el listón está bajo a diferencia de la sucedido
con el Manchester United, sin embargo, tampoco podemos olvidar que la plantilla
donostiarra es más humilde que la mancuniana, y si a ello le añadimos que la
liga española es cosa de 3 equipos, nos hallamos ante la posibilidad de pelear
por un puesto en Europa, aunque está claro que primero hay que ordenar la casa.
La pelota parada es otra cuenta pendiente, la cantera es otra herramienta a
usar, y como olvidar el hecho de estar nervioso antes del debut ante el
Deportivo en Riazor.
“He disfrutado esta semana con los jugadores, se han
mostrado abiertos, quieren información. Hemos entrenado fuerte pero iremos
incrementando la intensidad. No se puede hacer todo en unos días, necesitaré
tiempo. Lo más importante son los jugadores, no el entrenador. Aún no han
demostrado todo lo que pueden hacer, lo pueden hacer mucho mejor”.
De rojo a blanquiazul o de Inglaterra a España. Se decía
que iba a ser el próximo Ferguson, pero como todo en el fútbol la cosa pasaba
por los resultados. Decepcionó, no lo creo, simplemente adoptó el reto y
perdió. El escoces de la sonrisa forzada y del porte inglés vuelve al fútbol en
una operación delicada, pero que mejor que revivir en el quirófano y no por
medio de un obsequio.
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