miércoles, 19 de febrero de 2014

Un alemán que conduce a los norteamericanos



La  participación  en  el  hexagonal  no  estaba  garantizada. Era  octubre  del  2012  y  Guatemala  obstaculizaba  los  propósitos  americanos. Después  vino  una  ayudadita  al  combinado  mexicano  y  la  clasificación  sin  problemas. Era  diciembre  del  2013  y  el  sorteo  deparó  lo  que  nadie  deseaba, pero  que  todos  sí  imaginaban.

“Sabemos  de  la  clase  de  nuestros  rivales, de jugadores  como  Cristiano  Ronaldo, que  estará  con  Portugal, y  Ghana, que  nos  ha  eliminado  en  los  dos  pasados mundiales, pero  el  gran  reto  es  precisamente acabar  con  esa  racha  de  derrotas. Estados  Unidos  ya  no  es  una  selección  a  la  que  se  le  puede  ganar  fácil”.

Jurgen  Klismann.

Es  cierto, Estados  Unidos  no  es  una  selección  a  la  que  se  le  puede  ganar  fácil, pero, porque  siempre  hay  un  pero, hay  vacíos  que  hacen  temblar  la  estabilidad  del  plan  tormenta  del  desierto. El  clima, la  distancia  para  cumplir  con  los  compromisos, y  finalmente,  la  poca  valoración  de  los  clubes  europeos  por  los  jugadores  norteamericanos. No  lo  digo  yo, lo  dice  el  propio  Jurgen.

“Se  necesita  que  la  selección  de  Estados  Unidos  llegue  a  unos  cuartos  de  final, sino  es  que  una  semifinal, para  darle  más  credibilidad  a  los  jugadores  estadounidenses. Pero  es  también (responsabilidad) de  los  jugadores  norteamericanos  cuando  van  a  Europa  probar  que  pueden  ser  grandes  jugadores  allí. Así  que  todo  queda  en  sí, ¿tienen  o  no  realmente  la  creencia? Tienen  las  cualidades, pero ¿tienen  el  convencimiento? Porque  si  vas  a  Europa  a  un  club  grande  y  si  quieres  jugar  en  esos  cinco, seis  equipos  elite  en  Inglaterra  o  Alemania  o  Italia, tienes  a  15, 16, 17  jugadores  de  selección  nacional  en  el  plantel, así  que  tienes  que  correr  a  alguien. Creo  que  el  jugadores  estadounidense aún  no  tiene  ese  último  convencimiento  de  que  pueden  sacar  a  alguien”.



Pero  cuál  es  el  deseo  de  técnico  alemán. Porque  sus  intenciones  ya  no  solo  tienen  que  ver  con  el  2014, sino  que  tal  vez  esté  pensando  en  Rusia  2018.

“Necesitamos jugadores algún día como Brasil, Argentina que juegan Champions League. Champions League en Europa es la crème de la crème de la crème de la crème. Aquí es donde se hace la tendencia en la Champions League. La manera en que juegan en la Champions League este año, lo verás en la Copa Mundial de Brasil este verano. Los sistemas, los enfoques porque es lo mejor de lo mejor. No tenemos jugadores ahí”.



La  verdad  no  puede  ocultar  una  realidad. Hay  un  proceso  extenso  y  coherente, pero  una  clasificación  al  Mundial  no  debe  torcer  los  verdaderos objetivos. Klinsmann  lo  sabe, y  no  cubre  el rastro  de  lo  evidente.

“Mi deseo es que tal vez tras el Mundial llevemos a Jozy Altidore, nuestro nueve, en un equipo de la Champions League o que Tim Howard se vuelva el arquero de un equipo grande. Tenemos buenos jugadores, pero aún no tenemos el convencimiento de que pertenecemos ahí”.


Jurgen  la  tiene  clara, y  eso  es  lo  mínimo  que  se  espera  de  un  seleccionador. Dice  lo  que  se  debe  y  no  lo  que  desean  escuchar. El  camino  es  largo, pero  más  vale  una  verdad  al  principio  que  unos  vanos  argumentos  tras  el  fracaso. 

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