Hablar de
Colombia en estos
momentos es hablar
de modas. Abordar delanteros
es ceñirse a
los buenos deseos
hacía Falcao. No lo sé,
hay tanto y tan
poco que decir, pero
como los recuerdos
nos ayudan a
no incurrir en
errores, recordemos a quien
ayer fue una
apuesta para el
Madrid y hoy
busca ganarse la
vida a cualquier
precio.
Edwin Congo
cursaba los 23
años cuando un
comprador compulsivo como
el Real Madrid
se fijó en él.
Haber, acaso se necesitaba
fichar otro atacante cuando
en cartelera tenías
a Raúl, Morientes y al
todavía triunfante Anelka. No
había espacio, además 5,5 millones
de dólares no
empobrecerían al gigante
español. Entonces, la
respuesta era cederlo
para que gane
minutos o en su
defecto para que
alguien intente llevárselo. Valladolid, Vitoria Guimaraes, Toulouse, y nada. Congo
volvió por todo
lo bajo a
la casa blanca
y ganó la
novena Copa de
Europa. Ojo, sin disputar un
solo minuto de
la competición, pero miembro
al fin de
la plantilla.
El levante
fue un salvavidas
que agradeció su
llegada. Apodado el King
Congo, la promesa colombiana
tuvo su momento
de gloria en
tierras valencianas, pero como
todo idilio tiene
un final, el internacional precoz
se tuvo que
marchar al Sporting
de Gijon, donde registró
11 anotaciones y nada más
interesante de que
hablar.
Deambulando en
las distintas divisiones
hispanas, ya no en
primera, tuvo una incursión
en el mundo
de la odontología, quizá viendo
que esto del
fútbol ya lo
había dejado. Sin embargo, su
versatilidad pudo más
que él y
monto un Bar
junto a su
hermano en la
ciudad de Valencia, negocio que
se declaró insolvente
meses después y
el cual dejó una
deuda de 12 000
euros de alquiler.
Diecisiete partidos
con los cafeteros
y miserables 3
goles. Hoy, con 37 años a cuestas
y un sin
número de anécdotas, el
King Congo volvió
a Manizales, su cuna, amenazando con
plantar nuevos negocios
e invertir en
su club de
origen el Once
Caldas. A rey muerto rey puesto,
pero la
testarudez no puede
ir contra la
lógica.
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