Han pasado unos días
y la derrota ante Ecuador todavía no se digiere. La selección chilena vive uno
de sus peores momentos donde se pone en duda su rebeldía y se critica su forma
de afrontar las eliminatorias sudamericanas.
“Asumo la
responsabilidad del desarrollo y resultado final. Creo que es más conveniente
hacer un análisis interno, un autocritica interna y buscar los errores. En
líneas generales tiene que ver que hemos sido superados en todos los aspectos
del juego”.
Así definió el
partido contra Ecuador el técnico chileno Juan Antonio Pizzi. Ciertamente que
hay mucho de razón, sin embargo, al margen del planteamiento debemos decir
claramente que los jugadores chilenos nunca pudieron acostumbrarse a los botes
del balón y los ecuatorianos con la velocidad y la potencia de su ofensiva hicieron
estragos en la defensa mapocha. La distribución de los hombres era muy lógica,
con una línea de cuatro en la defensa con Gonzalo Jara y Enzo Roco (Cruz Azul) dividiéndose
la zaga, ambos muy lentas y sin coordinación para ver quien sale y quien se queda.
Eugenio Mena (Sao Paulo) siempre se vio superado por las subidas de Juan Carlos
Paredes (Watford City) y de Antonio Valencia (Manchester United), no teniendo
tampoco el apoyo de Alexis Sánchez para correrlo al lateral norteño. Lo mismo sucedía
con Mauricio Isla (Cagliari) que jamás pudo encontrarle el pie a Fidel Martínez
(Pumas) ni al rapidísimo Cristian Ramírez (Ferencvaros) que junto al peruano
Miguel Trauco son los laterales que más destacaron en esta fecha eliminatoria.
El mediocampo chileno
no contenía nada. Marcelo Díaz (Celta) trataba de cubrir todo, pero nada podía
hacer ante un estático Arturo Vidal (Bayern Munich) que cuando recibía el esférico
siempre fallaba en el pase. Alexis Sánchez (Arsenal) estaba estacionado sobre
la izquierda, Eduardo Vargas (Hoffenheim) se movía del centro hacía la derecha
y lamentablemente para Chile fue el autor de marrar la más clara ocasión de gol
que tuvo la “roja” tras un balón perdido por Arturo Mina (River Plate) en
salida. Pedro Pablo Hernández (Celta) intento jugar sin el esférico y cuando
apoyaba a Isla se notaba que su fuerte no es la marca.
“La máxima responsabilidad
del planteamiento es mía. Planteamos un partido donde la posesión de la pelota
iba a ser nuestra, entre la presión de Ecuador e imprecisión nuestra nunca
pudimos tener el balón”.
Pizzi tiene mucha
razón, pero tampoco debemos dejar de reconocer que cada mano a mano eran desbordes
de Enner Valencia (West Ham), centros de Fidel Martínez o combinaciones entre
Antonio Valencia y Juan Carlos Paredes. La defensa ecuatoriana tiene un gran
aporte del Independiente del Valle que dona a Luis Caicedo y a Arturo Mina, que
pese a jugar en Argentina se hizo famoso en ese meritorio subcampeonato de la
Copa Libertadores.
Tres puntos tremendos
para los dirigidos por Gustavo Quinteros y un golpe seco para el campeón de
América. Ahora hay que ganarle a Perú y tratar de conservar la calma. No será
fácil, pero en estos momentos hay que dejar de lado los temores y jugar como
solo Chile sabe hacerlo.
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