lunes, 9 de agosto de 2010

Escocia y sus solistas

Obstinado corazón que no se encandila con la razón. Mordaza inquisidora que apresa la pasión; analogía del cantar, no haces mas que decir, no haces mas que callar.

Playa desértica que reclama o demanda, cual bandada de palomas que fugazmente inunda o cual manada de hienas que mortalmente carcome.

Pasado glorioso o los viejos tiempos, como se identificaran los escoceses; o tal vez requieran un apoyo, pero a quien se le solicita esto, a la memoria o al destino.



En los principios de la década del 80 –por si acaso siglo pasado- el azul profundo y los clubes ingleses estaban de moda. Era la época de “los ricos también lloran”, de Verónica Castro, del duelo Uribe-Cubillas y de Sport Billy.

Simples anécdotas que reflejan mis 4 años de vida o compleja realidad que recita la Escocia futbolística, mas conocida en ese entonces como el “clan de los solistas”.

El semiprofesional Alan Rough bajo los 3 palos, solo era el prologo del Jim Leighton campeón de la UEFA con el Aberdeen y mas adelante introducción de Peter Schmeichel en el Manchester United.

Anfield Road vivía sus noches europeas al ritmo de Kenny Dalglish, bien arropado por el “profesor” Graeme Souness y por el larguirucho Alan Hansen. Una orejona, interrupción de Nottingham y dos mas y nos vamos.



Nombrado el olvidado Forest, destacado el “quijote” Kenny Burns. Camino guadalupano, comienzo ofensivo, final defensivo y para los cautivados por la confusión prosigo mi narración.

La raya izquierda era el hogar de John Robertson, otro héroe del Forest, estando su popa bien custodiada por un Gordon McQueen, alargado marcador del Manchester United y aliado de un endiosado Willie Bremner y de un desdentado Joe Jordan en el Leeds. Dios mio y si recordara la escandalosa final de 1975,disculpe señor Beckenbauer . “Tarea para la próxima”.

Venables al barca, un Archibald catalán. El buen Steve que al parecer era inmune al sol pero generoso al golear. No es así señores del Tottenham.

¿Qué buscas Tiburón? ¿Qué extraño? Este escualo volaba, no nadaba. Joe Jordan “el cabeceador” –no me malinterpreten- conquisto Leeds, se enamoro del Manchester y deshojo margaritas en Milan.

Cuando la noche apremia el silencio reina, y cuando el pensamiento habla, el corazón calla.

Nada mas por ahora, cabo suelto para más tarde.

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