No se puede
definir a un
deportista por dos
momentos, eso sería mezquino, más
aun cuando una
trayectoria de varias
décadas significan sacrificio, decepciones y
triunfos. Peter Shilton fue
el sucesor de
Gordon Banks y no lo
hizo mal, pero fue
también el que probó
la mano de un
tal Diego Armando
Maradona lo cual marcó
toda su vida futbolística.
Su debut mundialista
fue tardío, aunque jamás
se imaginó que
su nombre seria
recordado como figura
decorativa del gol
más hermoso de los
mundiales. Por si acaso
acepto diferentes opiniones. Pero bueno, Shilton
tuvo que padecer
una tramposa mano
de Maradona y
también estuvo en
la platea cuando
ese tal pelusa
recorrió medio campo para
darle la estocada
final al combinado
anglosajón (1986).
Ya nadie recuerda
que fue bicampeón
de la Copa
de Europa con
el Nottingham Forest (1979 y 1980), ni que
fue miembro de
esa gran selección
inglesa que llego
a las semifinales
en Italia 90. Para algunos
resultará poco pero
era un arquero que
daba seguridad y
experiencia. Un líder sin
temor a equivocarme.
Estoy fuera de
tiempo sin dudas, sin
embargo, el fútbol tuvo
diferentes épocas y supo de
extraordinarios exponentes. Uno de
ellos fue Peter
Shilton, un portero que
marcó un tiempo
y que la injusta historia
se encargó de
minimizar.
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