Anarquismo combinado con
seriedad. Yugoslavia llegó a
Italia 90 como
un invitado más, nada
de otro mundo, salvo
un título juvenil
en 1987. Ivica Osim
sabía del potencial
del equipo, del talento
y de su
disconformidad con los
acartonamientos. Optó por lo
mejor y solo los penales
pudieron dejarlo fuera
en cuartos de
final.
Tomislav Ivkovic era
quien cuidaba la
portería, el único con
puesto fijo, y quizá el
que ostentaba la
función más comprensible. Por si
acaso en aquel
momento jugaba en
el Sporting de
Lisboa, era croata, y en
1996 jugó en
el Salamanca. Tres bastiones
en defensa, hasta ahora
no sé si
realizaban una marca
personal o era mixta. Faruk Hadzibegic, Refik Sabanadzovic
y el recordado
Predrag Spasic. Es raro, pero
a veces los
primeros aparecían en
posiciones de ataque
como lateral derecho. El ex
jugador del Madrid
en cambio hacía
gala de su
rudeza en esas
barridas a destiempo.
Dos carrileros
falsos. Dragan Stojkovic se
ubicaba sobre la
derecha, aunque no podía contra
su naturaleza y siempre se
desordenaba regresando a
la zona central
para asociarse con
Safet Susic. Recuerdo a
Branko Brnovic como
ese genial volante
de contención que
triunfo en el balompié español, sin
embargo, Osim solía utilizarlo
como marcador por
la izquierda. No lo hizo
mal, pero los balcánicos no tenían
fuerza por ese
sector.
En la medular
se basaba el
funcionamiento del conjunto. A sabiendas
que los carrileros
no sentían el
puesto Srecko Katanec
y Davor Jozic
debían de barrer
y cubrir los espacios
vacíos. El sampdoriano era un carcelero
que cuidaba, a veces
con violencia, toda su heredada parcela. Todos técnicos
y con un
toque exquisito del esférico,
nunca un
balón mal jugado.
Adelante el asunto
quedaba en manos
de Zlatko Vujovic
y Darko Pancev. Diagonales del
macedonio y desmarque
del ex jugador
del Paris Saint
Germain. Después de la aventura
peninsular Stojkovic fichó
por el Marsella, Pancev fracaso
en el Inter
de Milan, lo mismo
le sucedió a Spasic en
el Real Madrid, y
Sabanadzovic construyó una
leyenda en el
Olympiakos griego. También estaban
en el equipo
el famoso Robert
Prosinecki (Real Madrid, Oviedo,
Barcelona), Alen Boksic (Juventus,
Lazio, Marsella), Davor Suker (Real Madrid, Sevilla, Arsenal), Dejan Savicevic (Milan, Estrella Roja), y Robert
Jarni (Real Madrid, Betis).
Me excedí en
las palabras, aunque me
quedé corto en
la narrativa. Yugoslavia ya
no existe, la maldita
guerra la destruyo. El
recuerdo permanece intacto
y como dicen
en mi barrio y
en muchos por
allí, lo bailado nadie
te lo quita, en
este caso, lo vivido
jamás se olvida.
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