Son pocas
horas las que faltan. Por
si acaso Rumania
no existe. Todo es
Messi, Higuaín, Agüero o en
el peor de
los casos dar
por sentado avanzar
a la segunda
fase mundialista y
pensar en reforzar
el medio en
detrimento de la
ofensiva soñada.
Yo me
pregunto, y seguramente estaré
equivocado, pero no les
parece que del
medio hacía atrás
Argentina es un
equipo frágil. Con esto
no quiero hacer
leña a los
Garay (Benfica), Federico
Fernández (Inter) o Mascherano (Barcelona), sin embargo, me
apego a la
vieja idea de que
un equipo se
construye de atrás
para adelante.
Nigeria,
Grecia y
Corea del Sur lo sufrieron
en el 2010, pero
qué sucedió cuando
vino Alemania, sencillamente se
destrozó una defensa
huérfana que era
sinónimo de un
conjunto partido. Hoy la
realidad señala que Mascherano y
Gago gobiernan la
medular, pero el Mundial
es diferente a
un amistoso, y Argentina
está ganando todo
sin haberse iniciado
la Copa del Mundo.
Otro tema
importante es el
físico. Para nadie es
un secreto que
los jugadores albicelestes
disputaran las ligas
europeas hasta las
últimas instancias. Es decir, hablamos de
un desgaste muy
fuerte, sin dejar de
lado que las
lesiones han empezado
a ser más
seguidas en la
carrera de Messi, tomando en
cuenta que el
Dios argentino es
la esperanza de
esta selección. Y añado
a esto la interrogante
y preocupación de
los especialistas, y es
que cuando el
juego este cerrado
qué laterales otorgaran
amplitud al equipo. Sin olvidarnos
tampoco que hay
jugadores que no han
dado la talla, tal
es el caso
de Lucas Biglia, Rodrigo Palacio, y
Ezequiel Lavezzi.
No todo
es color de
rosa. Hay vacíos, sin embargo, el
desbordante favoritismo camufla
muchas veces falencias
que ya han
costado una eliminación. Sabella sabe
que las posibilidades
son grandes, pero se
habrá dado cuenta
que las dificultades
son muchas. Estoy seguro
que sí.
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